Con recital en homenaje “ al poeta campesino” celebran Día del escritor en Guama


En el marco del Día del escritor y para recodar a Antonio Sánchez “el poeta campesino” este 29 en la mañana se dio en el aula 14 de la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy en su sede en Guama, un recital poético.

El evento, estuvo organizado por la Red de cultores de Guama y el Colectivo Mercedes Cordado y conto con la participación en la mayoría de voces inéditas de Guama autores que no han publicado un libro, pero escriben.

Y  el primer panel para leer se conformó  con  Jonás Sánchez hijo del homenajeado, Luis Guzmán, y las pequeñas Sacarle Domínguez leyo poesías de Antonio Sánchez y Franchesca Mazuzo que contó anécdotas de la Campaña Admirable y un cuento  sobre Navidad de Aquiles Nazoa.





 

En el segundo estuvieron Dinorath Puertas que leyó un poema de “el poeta campesino” referido al pintor Carmelo Fernández y el traslado de sus restos al Panteón Nacional, José Ávila que leyó versos de su nuevo libro aun inédito, Dilia Loaiza, el tercer panel de lectura se conformó con  Etelminio  Sánchez, vecino de Nirgua,  Cervilia Vásquez y el pequeño Ángel Silva y cerraron las intervenciones de  pablo Amaya, Félix Palacio y Sixto Quero.

PRESENTACION DE LETRAS DE GUAMA EN DIGITAL

En el evento se distribuyó en impreso  una hoja literaria que circula como su primer  ejemplar en digital a través de la cuenta Facebook Letras de Guama administrado por el Colectivo Mercedes Cordido.

 

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  1. MADRE CAMPESINA

    ¡Bendito seas! ¡Oh, campo de mi patria!
    Que ves nacer cuan flores tus mujeres.
    Ellas llenan de encantos tu hermosura
    Danzando el vaivén de los claveles.

    Se oye a lo lejos el trino de las aves
    Que desde un prado dialogan con la fuente,
    Mientras las flores se miran con el sol,
    Ellas platican de amores sus deleites.

    Más, por las noches la Luna va celosa
    Como un joven entona en su guitarra
    Canciones a la novia que sonriente
    Asoma a la ventana primorosa.

    Los campos de mi patria están de fiesta.
    Mas su natura de gala se ha vestido.
    Ella recibe en el canto de sus aves,
    Dos de sus hijos que ¡Que Dios ha bendecido!

    ¡Alabado sea Dios por bendecir
    Hogares humildes de mi Patria!
    De ellos saldrán las Madres Campesinas,
    Llevando en su regazo una esperanza.

    Ya esa mujer convertida en madre,
    Echa a un lado su esplendor de niña.
    Para iniciar valiente con su hijo
    El amargo Viacrucis de su vida.

    Ya no tienes, ¡Oh! ¡Madre de los campos!
    El terso cutis que lucias ayer.
    Cuantas arrugas mujer surcan en tu frente
    Al ver tus hijos que mueren sin comer.

    ¡Los campos de mi Patria se han surcado
    De nubes que ocultan sus estrellas!
    Mientras ruge en la montaña el duro trueno,
    ¡La madre campesina desespera!

    Pasan las aves trinando un raudo vuelo
    A ocultarse en los bosques del invierno,
    Mientras llora una mujer desesperada
    Junto a sus hijos sin padre y sin consuelo.

    ¡Llegó la noche sumida en el invierno!
    ¡Tiemblan de frio los niños de los cerros!
    ¡Más pobres de aquellos que Dios dejó sin padres!
    ¡Cómo o abrazan! ¡No saben que está muerto!

    De pronto la mujer seca su llanto,
    Y se acerca a sus hijos con ternura.
    Ellos preguntan en coro sollozando
    ¿Di mama a quien alumbran?

    Ella contesta con voz entrecortada
    Apretando sus hijos en su pecho.
    Fue que Dios ayer llamó a su papá
    Y yo le estoy pidiendo su regreso.

    Quedáronse dormidas las criaturas
    Esperando el regreso de su viejo.
    Más el pobre campesino no volvió
    Pero él le sigue cuidando desde el cielo.

    Que amargo calvario ¡Campesina!
    Tienes que andar por levantar tus frutos.
    ¿Cuántas de ustedes ven morir a sus hijos
    Mientras sobra el dinero para gastos injustos?

    Pero tú ¡Oh madre campesina!
    Nunca imploraste compasión de nadie.
    Has levantado tus hijos ¡Madre Santa!
    Sembraron con tus manos la tierra de su padre.

    Tú no sabes mujer de navidades,
    Ni del viejo año que se va
    Mientras cuenta la ciudad, las doce uvas,
    Tu solo cuentas uvas de llanto, de llanto y nada más.

    ¿Sabes acaso, mi pobre campesina
    Que el calendario a las madres marcó un día?
    Tu no lo sabes pues vives en el campo
    y no ha llegado allá bendito día.

    No permitas ¡Oh, Madre Campesina
    Que tus hijos a la ciudad se vengan!
    Porque los vicios del mal pueden perderlos,
    Borrándoles del alma la inocencia.



    ¡Madres que viven en quintas y palacios
    Con hijos ricos y padres millonarios!
    No olviden los campos de esta Patria
    Donde también existen madres que llevan de angustia un rosario.

    Para estas madres pobres que viven en los barrios
    Que viven en los campos con la esperanza en Dios,
    Dedico este poema nacido de mi alma,
    Llevándome en el pecho su angustia y su dolor.

    ¡Benditas sean mis Madres Campesinas!
    ¡Del universo por Dios, benditas sean!
    Pues llevan de ti la dolorosa,
    ¡la misma que lloraba tu muerte en Galilea!



    José de la Asunción Guerra.





















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