UNEY: A 25 años de la muerte de Jorge Luis Borges

Un retrato de Jorge Luis Borges, capturado por el venezolano Enrique (Catire) Hernández D’ Jesús, y su texto en prosa Borges y yo, narrado en su propia voz, fueron los telones de fondo para dar inicio al homenaje que la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy (UNEY) le rindió a uno de los más célebres íconos de la literatura hispanoamericana, en el aniversario número 25 de su muerte.
Los llamados borgeanos lo leen con gusto, lo aman con el amor intelectual que los lectores profesan por los grandes. Así de borgeano es el rector de la UNEY, Freddy Castillo Castellanos, quien al frente del homenaje, ofreció un amplio anecdotario de la vida y obra de este amable y curioso escritor, de quien no sólo conoce su trayectoria, sino que pronuncia de memoria los versos de su poesía y párrafos de sus cuentos.

“¿Qué tiene que ver la UNEY con Borges? Es una pregunta retórica”, aseguró el rector, destacando sobre todo, que coinciden en el carácter humanístico, en la pasión auténtica por la palabra y por la escritura, como deberían ser todas las instituciones.
Mencionó que para muchos argentinos Borges es un orgullo sin haberlo leído. Se ha tratado como una marca, un nombre, más que una verdadera compañía, y es por eso, que su inmensa popularidad no se corresponde con su número de lectores. “Hay críticos e intérpretes que se empeñan en hacerlo parecer complicado, pero leer a Borges termina siendo de lo más fácil. Le ha costado entrar a la esfera de otros ídolos argentinos bien conocidos por varias generaciones como Maradona o Charly García”.




Borges fue descrito como un gran ironista, con un humor que se veía en cada respuesta que daba a los periodistas y con una gran incorrección política. No había nada que le sucediera que no lo transformara en literatura, sin abandonar su interés por saber de dónde venían las palabras, su constancia en la indagación verbal.
El rector comentó su capacidad para verle el lado positivo a todas las situaciones, incluso, al extraer dones a la ceguera, de la cual no renegó, mientras subrayaba que veía “el amarillo, el oro de los tigres”; o reírse de sí mismo cuando afirmó que siempre sería el futuro Nobel, o cuando dijo que la Universidad de Los Andes era muy exigente, al negarle un doctorado honoris causa por sus inclinaciones políticas. También citó anécdotas de la época de Borges como director de la Biblioteca Nacional, su renuencia a mudarla y cambiarla a un edificio moderno, sus constantes atrevimientos hacia miembros del gobierno, y cómo renunció a su cargo cuando Perón tomó el mando de nuevo, según sus ideales de político conservador.



Castillo Castellanos manifestó que tiene en mente el proyecto de escribir algo para niños relacionado con Borges, a partir de la historia de una visita del escritor al zoológico cuando era pequeño. En ella se quedó mucho tiempo extasiado frente a la jaula de los tigres, y su madre, al no poder convencerlo para irse lo reprendió con la amenaza de “entonces no vas a leer más”. Basado en esa vivencia, el rector quisiera poner a dialogar a los niños con el asombro ante los tigres ilustrados y la exaltación de la actividad de la lectura.
El público intervino con sus experiencias como lectores borgeanos y el evento concluyó con El Golem, también en la voz de Borges, poema que tiene mucho significado para los primeros egresados de la UNEY, puesto que en el inicio de sus clases de Filosofía de la práctica, a cargo del rector, se lo aprendieron de memoria para recitarlo y discutirlo en clase. Varios de ellos presentes, volvieron a hacerlo durante el homenaje. Así, el encuentro terminó con los versos: En la hora de angustia y de luz vaga/ en su Golem los ojos detenía/¿Quién nos dirá las cosas que sentía/ Dios, al mirar a su rabino en Praga? (Prensa UNEY-Anairene Asuaje).-

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