Pedro Cunill Grau“Las zonas del cacao en Yaracuy fueron paisajes libertarios”

La sapiencia e investigaciones del doctor en geografía Pedro Cunill Grau, fueron puestas a disposición de un grupo de estudiantes de Ciencia y Cultura de la Alimentación de la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy (UNEY), en la conferencia La grandiosidad cacaotera en Yaracuy colonial y su zona de influencia, este lunes 20.

La inmensa producción de cacao y cómo este producto alimentario concedía “fulgor” a ciertas zonas del país como Caracas y los estados Falcón, Carabobo y Yaracuy, fueron presentados a través de anécdotas a los estudiantes de la cátedra Historia de la alimentación, como parte de un extenso estudio que Cunill Grau desarrolla para la UNESCO, cuya primera parte será publicada próximamente como separata por la UNEY.

El epónimo de la cátedra que estudia el territorio, manifestó su preocupación de que a través de la universidad se investigue sobre la identidad geográfica e histórica de Yaracuy, por eso explicó distintas características que denotan la importancia de la ruta cacaotera de la Venezuela colonial, hasta lo que somos hoy en día.

Expuso que las plantaciones de cacao yaracuyanas eran de las más importantes y más productivas, debido a la humedad, el calor, la calidad del suelo y la presencia del Río Yaracuy. Sin embargo, había que trabajar arduamente luchando con la plaga y obtener buenos resultados. “Es por esto que las estancias de cacao no eran patronales, en vista de que el trabajo sólo lo resistían los indígenas y los esclavos. Por ello, Yaracuy se pobló de afrodescendientes que marcaron el mestizaje yaracuyano”, señaló Cunill Grau.
Asimismo, el trabajo en las plantaciones cacaoteras permitió a los esclavos comprar su libertad, por lo que afirma que “las zonas del cacao en Yaracuy fueron paisajes libertarios”. Pero a la vez desencadenó actividades como la prostitución entre distintas razas, que matizaron la geografía humana de cada región; el contrabando que demostraba dominación religiosa por parte de los curas Capuchinos interesados en la comercialización del cacao, y dominación indígena, al transportar el producto de más de 14 mil árboles a Curazao.


Desde el inicio de su investigación, el doctor Cunill Grau destacó la necesidad de rescatar la memoria colectiva de San Felipe El Fuerte y exaltar el valor que verdaderamente tiene en el país. “No se trata de una ciudad menor, tiene una monumentalidad espectacular que quedó en la cartografía nacional. San Felipe El Fuerte viene a ser lo que es Pompeya para los italianos, un caso único en Venezuela. El esplendor del que gozaba en la época colonial, se debía precisamente al cacao, con hechos como contar con una iglesia sólo para mulatos.” Explicó que luego del terremoto de 1812 en San Felipe, vino la decadencia de la producción de cacao en la región, siendo sustituido por la caña de azúcar, mucho más fácil de producir, más rentable y con menos mano de obra. Actualmente, considera inexplicable que no se haya hecho una labor de rescate en el lugar, y que el parque que hoy día representa, no sea un ejemplo de turismo cultural.
Emprendimiento local
Siempre complacido de los aspectos abordados en su cátedra, celebró una vez más que la UNEY sea una “universidad libertaria” que va al estudio de los grandes temas. Sugirió a los estudiantes de Historia de la Alimentación recurrir a ellos para sus investigaciones y trabajos de grado, como el protagonismo del cacao como materia preciosa y elemento cultural y geohistórico. O el estudio del cacao como alimento pecaminoso al ser consumido con vainilla o canela, el cual estaba contraindicado para romper ayunos por despertar el apetito sexual.

También propuso una serie de recomendaciones de emprendimiento, animando a los estudiantes a ayudar a construir una base económica sólida para el estado, como la exportación de flores y frutas de Yaracuy, únicas en el país; la creación de zoocriaderos para fomentar la crianza y beneficio de fauna natural; desarrollar proyectos de turismo ecológico y popular. Con estas propuestas enfatizó en que pocos sitios tienen gran despegue agroexportador como Yaracuy.

“En todo este estado hay muchas alternativas para el desarrollo pero hay que movilizar varios factores para lograrlo. El primero es, el mejoramiento de la educación, desde la básica. A partir de allí, se desenvuelve la sensibilidad y conciencia necesarias para un trabajo planificado y conservacionista, junto con una estructura de comercialización de microempresas e inversiones populares. Así se lograría la exportación de sus propios productos, soberanía alimentaria (Prensa UNEY-Anairene Asuaje).-

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